La doctora Audra Ames, investigadora de la Fundación Oceanogràfic y un equipo de investigadores internacionales evidencian que los narvales utilizan unas “vocalizaciones específicas individuales” similares a las que emplean las madres de beluga con sus crías

 

La investigación llevada a cabo con narvales de Groenlandia está fundamentada en los estudios que realizó Ames con Kylu, la cría de beluga nacida en el acuario valenciano en 2016

 

La doctora Audra Ames, investigadora de Fundación Oceanogràfic, está ampliando su trabajo sobre vocalizaciones en cetáceos en Groenlandia gracias a la colaboración y al apoyo de investigadores de Greenaridge Science Inc. De Estados Unidos, dedicada a la investigación bioacústica, y del Instituto de Recursos Naturales de Groenlandia.

En esta ocasión, la doctora Audra Ames tuvo la oportunidad de explorar la comunicación entre madre y cría de narval de la zona oriental de Groenlandia y descubrió, junto a la doctora Susanna Blackwell y los doctores Mads Peter Heide-Jørgensen y Outi Tervo, que las madres y las crías emplean señales específicas individuales – denominadas “llamadas de contacto”- en su comunicación.

 

Esta es la primera investigación que describe la comunicación entre una madre narval y su cría y, además, demostró que las crías de esta especie pueden desarrollar una llamada de contacto distinta a la de su madre. Un resultado diferente al obtenido del estudio que desarrolló Ames con las belugas del Oceanogràfic de València en 2016, en el que concluyó que Kylu, la cría de beluga, producía una llamada de contacto similar a la de su madre, Yulka.

La investigación en Groenlandia forma parte de un estudio más amplio, iniciado en 2013, sobre los efectos del ruido sísmico en el comportamiento de los narvales. En 2016 se marcó a una hembra con una grabadora acústica acompañada por su cría. La experiencia que adquirió la doctora Audra Ames durante cinco años en el acuario valenciano con sus estudios con Kylu fue clave para identificar y analizar la comunicación entre la madre narval y su cría.

El equipo científico también descubrió que los sonidos de las dos especies son similares, ya que los narvales y las belugas pertenecen a la misma familia de cetáceos odontocetos: los monodóntidos (Monodontidae), por lo que “es razonable que ambas especies hayan evolucionado para producir sonidos semejantes en contextos similares”, explica la doctora Ames en las conclusiones de su estudio.

«La combinación de mis conocimientos sobre los sonidos de las belugas adquiridos en el Oceanogràfic de València y el excelente equipo de investigadores con el que colaboré, hicieron posible estos novedosos hallazgos», concluye Ames.

Llamadas de contacto

El estudio también muestra la presencia de una segunda llamada de contacto que, previsiblemente, indica que pertenece a la cría de narval, ya que incluye características similares a las descritas en las crías de beluga.

Al igual que los niños desarrollan su propia voz, las belugas perfeccionan su llamada durante años. Se cree que la segunda llamada en el registro del narval es la forma en que la cría se identifica con su madre. 

Aunque el estudio revela la similitud de la comunicación entre los narvales y las belugas, es necesario seguir investigando para aclarar la función de los sonidos de los narvales y si sus crías de tienen su propia «llamada de contacto» específica que los identifica ante su madre.

La importancia del estudio previo con Kylu

La investigación y la experiencia previa de Audra con Kylu, y el trabajo con los doctores Blackwell, Heide-Jørgensen y Tervoha de EEUU y Groenlandia, ha hecho posible comparar las vocalizaciones entre ambas especies de cetáceos y concluir que comparten un lenguaje similar.

Entre 2016 y 2020, Ames llevó a cabo un estudio con la cría de beluga del Oceanogràfic analizando más de 300 horas de grabación, para entender cómo usan el sonido las belugas para comunicarse, tanto por interés científico como de cara a la conservación.

Decodificar el habla de esta especie podrá esclarecer las causas de la alta mortalidad de los bebés beluga detectadas en una población en peligro crítico de extinción, donde se presume que la contaminación acústica de su hábitat natural podría ser un factor clave.

El nacimiento y desarrollo de Kylu en el Oceanogràfic supone toda una oportunidad para la ciencia, ya que esta excepcional circunstancia hace posible ejecutar proyectos e investigaciones científicas que de otra forma serían muy difíciles o imposibles de completa en la naturaleza. Ahora, este estudio está ayudando a comprender mejor la comunicación de sus primos cercanos, los narvales.