- Fundación Oceanogràfic, Fundación Azul Marino, Acuario de Sevilla y Associació LAMNA coordinan junto a otras entidades el Proyecto Glaucostegus, una iniciativa para salvar a la última población europea de esta especie catalogada En Peligro Crítico de Extinción
- Desde 2018, los pescadores recreativos aportan imágenes y datos que han permitido confirmar la reproducción del guitarrón y detectar casos de furtivismo en el litoral andaluz
Las costas de Cádiz y Huelva son los últimos lugares de Europa en los que se puede encontrar una población estable de pez guitarra gigante o guitarrón (Glaucostegus cemiculus), una especie de raya cartilaginosa emparentada con los tiburones y catalogada En Peligro Crítico por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
En los últimos años, la especie ha desaparecido de gran parte del litoral europeo debido a múltiples amenazas como la pesca incidental, la pérdida de hábitat y la presión humana. Para revertir esta situación nace el Proyecto Glaucostegus, la primera iniciativa que estudia estos animales en su medio natural en Europa.
La investigación, liderada por el doctor Jaime Penadés, tiene como objetivo generar conocimiento científico sobre la biología, ecología y amenazas del guitarrón en su hábitat.
“Con este estudio podremos obtener información sobre el estado de esta especie en la costa andaluza, su reproducción, uso de hábitat y amenazas, información vital para mejorar su protección a nivel nacional y también mundial”, explica Penadés.
El valor de la ciencia ciudadana
El Proyecto Glaucostegus es una iniciativa coordinada por la Fundación Oceanogràfic, la Fundación Azul Marino, el Acuario de Sevilla y la Associació LAMNA, que cuenta con los permisos y apoyos del MITECO, la Junta de Andalucía y la Estación Biológica de Doñana. También colaboran el IFAPA, la Universidad de Cádiz, el Oceanário de Lisboa, Zoomarine Algarve, Seashore Environment & Fauna, además de la Asociación Los Corrales de Rota y numerosos pescadores recreativos de la zona.
La participación de estos pescadores recreativos es parte fundamental del proyecto. Desde 2018, Ángel Benítez, fundador del Proyecto Glaucostegus, comenzó a recopilar datos de capturas accidentales gracias a sus colaboraciones. Hoy estos datos superan los 80 avistamientos confirmados de una especie de la que apenas había registros recientes.
Los pescadores colaboran enviando una foto o vídeo que muestre al ejemplar, además de aportar datos como fecha, hora, lugar de la captura y tipo de cebo. Esta participación ciudadana ha sido esencial para confirmar la reproducción en la zona —con neonatos avistados— y para detectar casos de furtivismo, una de las amenazas latentes para la especie.
Campañas de muestro científico
En paralelo a la recogida de datos ciudadanos, a finales de mayo se llevó a cabo la primera campaña de muestreo científico de 2025. Más de 40 investigadores se desplazaron a la Playa de Valdelagrana, en la Bahía de Cádiz. Durante esta campaña se manejaron 33 ejemplares de guitarrón, tanto juveniles como adultos.
Estos muestreos científicos se realizan bajo los permisos del MITECO y siguen un protocolo específico para la especie que reduce los tiempos de manejo. Gracias a estos esfuerzos se obtiene información sobre la especie en la zona, como es el tamaño de los ejemplares, sexo, muestras de ADN, muestras de sangre, y otras variables biológicas que permiten evaluar su estado de salud.
Una esperanza para la especie
El conocimiento generado por el Proyecto Glaucostegus abre la puerta a nuevas estrategias de conservación. Entre ellas, el estudio genético comparado de los ejemplares mantenidos en las colecciones zoológicas de cuatro de los principales acuarios de la península ibérica.
Este enfoque permitirá valorar la viabilidad de un plan de reproducción ex situ de la especie, con vistas a una posible reintroducción futura en zonas consideradas seguras.
“En el marco de la Década de los Océanos declarado por la ONU y ante el reto de la restauración de la Naturaleza en Europa, el guitarrón es un símbolo de todo lo que nos queda por hacer aún, una oportunidad para actuar antes de que sea demasiado tarde para esta y muchas otras especies. Trabajando de manera colaborativa podemos aumentar de forma significativa el impacto que tenemos hacia la conservación del medio marino” concluye Jaime Penadés.