La investigación, desarrollada por el Grupo de Etología y Bienestar Animal – Animal Welfare Education Centre de la Universitat Autònoma de Barcelona y en colaboración con la Universidad de Murcia, demuestra que el tejido de los cetáceos permite detectar dos hormonas relacionadas con su estado físico y emocional
El hallazgo abre nuevas vías para aplicar este avance tanto en poblaciones bajo cuidado humano como en medio silvestre y comprender cómo influyen factores ambientales como la contaminación o el tráfico marítimo
Los delfines del Oceanogràfic de València han contribuido a un estudio pionero que demuestra que su piel puede ofrecer información clave sobre su bienestar.
El trabajo, liderado por los investigadores Clara Agustí, Oriol Talló i Xavier Manteca de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y de la Fundación Oceanogràfic, y con la colaboración de la Universidad de Murcia, ha validado por primera vez un método que permite analizar dos hormonas en la epidermis -el cortisol y la oxitocina- consideradas indicadores potenciales del estado físico y emocional de los cetáceos.
El estudio, publicado en la revista científica ‘Animals’ (MDPI), abre nuevas posibilidades para evaluar el bienestar de estos animales marinos mediante un método seguro y no invasivo.
Un enfoque que puede aplicarse tanto a delfines bajo cuidado humano como a poblaciones silvestres, lo que permitirá comprender mejor cómo influyen ciertos factores ambientales como la contaminación o el tráfico marítimo.
Una técnica de muestreo voluntaria y no invasiva
Durante más de un año y medio, el equipo científico analizó muestras de piel obtenidas de forma segura y voluntaria de cinco delfines mulares (Tursiops truncatus) del Oceanogràfic (CACSA – GVA). Este proceso de validación resulta fundamental para cualquier indicador y es muy difícil de realizar en el medio natural, ya que requiere un conocimiento profundo y un seguimiento estrecho y constante de cada individuo.
Estas pequeñas cantidades de piel, recogidas mediante un suave raspado, se procesan en el laboratorio para detectar las concentraciones de cortisol, una hormona asociada a la respuesta al estrés, y de oxitocina, vinculada al bienestar positivo, las interacciones sociales y la cohesión del grupo.
“El proceso de recolección es muy sencillo porque los delfines participan de forma voluntaria gracias al trabajo de los cuidadores del Oceanogràfic y al refuerzo positivo”, explica Clara Agustí, investigadora de la UAB y autora del estudio.
“Utilizamos una tarjeta de plástico desinfectada para recoger suavemente piel descamada de la aleta dorsal. Posteriormente, en el laboratorio, se extraen y analizan las hormonas que son objetivo del estudio”, apunta Agustí.
Dos hormonas clave para medir el estado de bienestar
Los resultados revelaron que los niveles de cortisol variaban en relación con algunos cambios físicos, ciertos tratamientos veterinarios y con la estación del año.
En el caso de la oxitocina, los niveles fueron más bajos cuando se registraron indicadores negativos de bienestar o durante el cierre del Oceanogràfic, y más altos en épocas como el otoño o en momentos de máxima afluencia de público, así como tras ciertos tratamientos veterinarios. Este patrón encaja con el papel dual de esta hormona, que puede aumentar tanto en situación positivas -como la interacción social- como en contextos de cambios o estrés, lo que exige una interpretación más matizada.
En conjunto, los resultados indican que tanto el cortisol como la oxitocina en piel actúan como biomarcadores potenciales del bienestar animal, capaces de reflejar cambios fisiológicos asociados al entorno, la dinámica o las condiciones sociales.
Este enfoque permite hacer un seguimiento prolongado del estado de los delfines de forma menos invasiva, con menor impacto y mayor continuidad, una ventaja clave en especies cuyo manejo debe ser siempre lo más cuidadoso y limitado posible.
La piel ofrece una imagen más completa
El método se basa en el análisis de la epidermis, un tejido que se renueva de forma continua y que permite integrar la actividad hormonal producida durante varias semanas. A diferencia de la sangre o las heces, que reflejan estados momentáneos, la piel ofrece una “fotografía ampliada” del equilibrio fisiológico del animal.
“Este método abre una nueva vía para estudiar el bienestar de los cetáceos de forma más continua y representativa”, destaca Oriol Talló, coautor del estudio y supervisor del proyecto.
“Hasta ahora, la mayoría de los indicadores sólo se analizaban en muestras que reflejaban únicamente momentos puntuales. La piel nos ofrece una visión más global y estable, y además puede aplicarse también al estudio de animales en medio silvestre”, explica Talló.
El estudio se llevó a cabo con la participación de especialistas del Animal Welfare Education Centre (AWEC) de la UAB y del Interlab-UMU de la Universidad de Murcia.
La recogida de muestras y la observación de los animales se realizaron bajo estrictos protocolos éticos y de bienestar, con la autorización del Comité de Bienestar Animal del Oceanogràfic y conforme a la normativa europea vigente.
Además de su valor científico y para la conservación, el trabajo también tiene aplicaciones directas en el cuidado de los delfines, al proporcionar una herramienta objetiva complementaria para monitorizar el bienestar y seguir mejorando y evaluando las estrategias para su cuidado.






